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GORDOFOBIA: CUANDO LAS PALABRAS DISCRIMINAN.

Verónica Villanueva.

Karla, desde pequeña, enfrentó rechazo por su cuerpo. Recuerda que las niñas y los niños de la escuela le decían “gorda” y no querían jugar con ella.

Yo recuerdo desde muy pequeña, ser una niña gordita. Que los niños a mi alrededor se sintieran con la autoridad de poder reírse, hacer bromas, burlarse, de compararte con un personaje pues gordo, porque tu cuerpo es así, es gordo. Eso me llevó a crear conflictos en mi cabeza y entender que la comida era mala, que la comida no era para gente gorda como yo

Karla, ahora tiene 34 años, es licenciada en Letras Latinoamericanas, trabaja en el servicio público y nos comparte su historia, ya que como ella, miles de personas tienen que vivir cotidianamente el rechazo social por su peso.

Jazmín 22 años. Hay algunas personas que te dicen debes de bajar de peso, o ponte a dieta, estás más gorda, ya no comas mucho, así nadie te va a querer o incluso hasta por tu misma pareja, vete ya estás toda gorda, entonces te da la depresión

Alondra 23 años. ¿Cómo la negación a una persona con obesidad? Si hasta con la propia familia, tal vez no lo hacen con mala intención, pero si, así como de estas pasada de peso

Paola 23 años. Sí, varias veces, incluso dentro de mi familia y en algún punto con mi expareja, te ves más gordita, haz ejercicio, deja de comer

Estos discursos tienen nombre y se les conoce como: GORDOFOBIA.

Si bien el estigma social del peso no es reciente, algunos sucesos han colocado en la discusión pública este problema que genera discursos de odio y linchamientos mediáticos que surgen en todos los ámbitos, clases sociales y edades. Y aunque esta discriminacion afecta a hombres y mujeres por igual, es más agresiva con las mujeres por la exigencias estéticas que se imponen a sus cuerpos. 

Uno de ellos es el caso de la actriz mexicana, Michelle Rodríguez, quien en febrero de este año, fue la protagonista de la portada de la revista Marie Claire, donde habló de su trayectoria profesional y para la fotografía de la portada e interiores posó en lencería, lo que provocó en redes sociales una lluvia de comentarios gordofóbicos y negativos contra su imagen.

En un mensaje publicado en sus redes sociales Michelle, conocida por su participación en diversos programas de comedia, teatro y las series 40 y 20 y Contra las cuerdas, aseguró que las reacciones que provocaron sus fotos demuestra que la gordofobia existe en México y debe exponerse.

Dicen que no me veo bien, que estoy gorda y que esto no debe pasar, Que qué asco. ¿Por qué estoy en una revista así, si me veo como me veo?. Cuestionan mi belleza. Creo que la belleza es subjetiva. Creo que todos podemos hablar de los diferentes cánones de belleza de los cuerpos que nos han dicho que son como deberíamos de ser. Creo que con esto se demuestra que la gordofobia es algo que existe y que en nuestro país no tenemos ni mínimamente platicado

La gordofobia es la discriminación que sufren las personas gordas por el hecho de tener mayor peso del socialmente aceptado. El sociólogo chileno y especialista en género Bastián Olea Herrera, señala que esta discriminación es entendida como el rechazo social, los prejuicios, los estereotipos, la invisibilización, y la violencia de las que son víctima las personas gordas cotidianamente. 

Se trata de una de las discriminaciones hacia las personas con cuerpos grandes basado en un juicio de valor moral, así lo explica la psicóloga Verónica Reyes Guadarrama adscrita a la Clínica Multidisciplinaria de Salud de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Es un fenómeno que incluye muchas cosas, odio, rechazo, una discriminación llena de prejuicios, estereotipos contra personas que no tienen el peso aceptado socialmente. Una figura ideal de que estar flaco es sinónimo de estar bien y viene desde el discurso, estándares, creencias, valores establecidos por una sociedad que nos hacen creer que ciertos cuerpos no pueden existir que está mal, incluso tener, las famosas llantitas o un cuerpo voluminoso

De acuerdo con la Coordinadora del Máster de Igualdad y Género de la Universidad de Málaga, España, Susana Guerrero, en su artículo “Léxico e ideología sobre la gordofobia en la comunicación digital” el origen de la palabra gordofobia se remonta a 1934, en Minnesota, Estados Unidos y proviene de la expresión en inglés fatphobia, utilizada en un estudio realizado en la ciudad estadounidense que registraba las actitudes negativas expresadas en estereotipos hacia las personas de talla grande. Es decir, examinaba la fobia al sobrepeso, definida como un miedo patológico a la obesidad.

Al respecto, el sociólogo chileno Olea Herrera, señala que detrás de la gordofobia están aquellas personas que han decidido que la belleza está relacionada con la delgadez. En su artículo: “Gordofobia: el prejuicio contra las personas gordas”, destaca que el temor acerca de la gordura es reforzado, en gran medida, por los medios masivos de comunicación y la publicidad, quienes nos presionan para mantenernos bajo un ideal de perfección asociado a la delgadez.

Estos discursos establecidos nos han hecho creer que nuestro aspecto físico es una expresión de nuestras identidades por lo que ciertos cuerpos no deberían existir. En el caso de Karla, desde su adolescencia tuvo que recurrir a dietas para obtener un cuerpo delgado.

Yo crecí con muchos conflictos en mi cabeza. Cosas que me hicieron llevar dietas desde muy pequeña. Y eso también está mal porque al final te frustras al ver que, aunque comas cosas bien chiquitas y cantidades y porciones minúsculas, tu cuerpo sigue siendo gordo

Y es que como destaca Elsa Muñiz García, Coordinadora de la Maestría en Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma Metropolitana en la unidad Xochimilco, la belleza es social, ya que alude a lo que gusta o disgusta del cuerpo en cada cultura y en determinado tiempo, a las apariencias que se valorizan a los contornos que se enfatizan o se desprecian.

En su artículo: “Pensar el cuerpo de las mujeres: cuerpo, belleza y feminidad. Una necesaria mirada feminista”, relata que en la década de los años 60 los cuerpos eran más “regordetes” y fue en los 90 cuando la moda cambio y demandaba bajar de peso hasta que se llegó a ver a cuerpos sumamente delgados que en su mayoría eran resultado de desórdenes alimenticios, como anorexia y bulimia, así como dismorfia en los adolescentes, es decir, la sensación de tener sobrepeso cuando en realidad estaban desnutridos.

Muñiz García señala que la moda y el cine reforzaron el concepto de feminidad y masculinidad como personas delgadas y cualquier imagen fuera de ese patrón quedaba excluida de los estándares de belleza.

Históricamente en películas y series televisivas se han mostrado a las personas con sobrepeso como inferiores, menos atractivas e incluso con menor capacidad intelectual.

Incluso, en la vida cotidiana el lenguaje que usamos diariamente tiene connotación negativa, por ejemplo, decir que una persona te cae “gorda”  o “me la he pasado comiendo como gorda”, sigue asociando la palabra con el ámbito negativo

Con la influencia creciente del internet en la vida cotidiana, actualmente en las redes sociales se ha reforzado la cultura de cuerpo ideal: la figura delgada como un modelo a seguir y discriminar a quienes no lo son, señala la psicóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México, Diana Berenice Paz.

En cierta manera también van promoviendo la legitimación de los estereotipos, esta lógica meritocrática, no del que quiere puede

Con la construcción de este imaginario social, donde las personas gordas son discriminadas, provoca que las niñas y los niños rechacen los cuerpos grandes, mientras que normalizan y atribuyen cualidades a las personas delgadas o crecen con la idea de que su cuerpo está mal porque no son parte de la norma establecida. Ideas que en ocasiones se refuerzan desde el entorno familiar, advierte la psicóloga de la UAEMéx, Reyes Guadarrama

Incluso te decía desde niño,¿no?, te decía que hay una discriminación, incluso es una violencia. Puede llegar desde una violencia física, psicológica, económica, política, laboral y que desde nuestra casa o en casa es una violencia disfrazada, incluso con las mamás o los papás, es como, ¡no comas porque si no te vas a poner gordo!, ¡con esa ropa no te ves bien, ya engordaste!, es una violencia disfrazada con un: porque me preocupas te lo digo, porque te quiero te lo digo.Y eso ya es violencia y es una conducta gordofóbica

El investigador del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, Eduardo Pérez Archundia, en su libro “Gordura, depresión y acoso social. Cuando el suicidio se convierte en una opción”, destaca que estos estándares han provocado que en las infancias se perciban con sobrepeso aunque no lo tengan.

Lo que sí se ha podido documentar es que hay un peso importante de la imagen no sólo en cuanto a la gordura, no sólo en cuanto a ser gordo o tener sobrepeso, sino en general los rasgos físicos son uno de los elementos que llevan a mayor discriminación en la escuela. No de que sea gordo sino de cómo se percibe el sujeto

Como resultado de esta visión social, la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, refiere que 5 de cada 10 niñas, jóvenes y mujeres han vivido discriminación o han sido agredidas por su tono de piel, peso y/o estatura, así como por su forma de vestir y arreglo personal, en lo que expertos han identificado como violencia estética. Entre la población de 18 años y más, la prevalencia de discriminación por la apariencia física se ubica en 30.7 por ciento.

Asimismo, la encuesta señala que 23.7 por ciento de la población de 18 años o más declaró haber sido discriminada por su complexión corporal, es decir, peso o estatura, siendo la segunda causa más común en percepción de discriminación en el país, después del arreglo personal o forma de vestir, que ocupa el primer lugar con 30.6 por ciento.

El sociólogo chileno, Bastián Olea Herrera señala que estos estereotipos de belleza reforzados en los medios de comunicación venden la idea de que al lograr una imagen ideal podrás alcanzar la felicidad, pero también serás “merecedor de amor o aceptación”, lo que, destaca, es totalmente falso.

Karla por mucho tiempo creyó estas ideas y aceptó relaciones personales donde la violentaban por su apariencia.

Vas creciendo con todas estas ideas y con toda esta basura que te meten en la cabeza de que las gordas no son felices. Te enfrentas a este tema afectivo de encontrar una pareja. Y te das cuenta que pues tú no le gustas a nadie

Bajo esta idea, surgen las críticas hacia las personas que se atreven a mostrar su cuerpo en algún medio de comunicación, como lo vivió la actriz mexicana Michelle Rodríguez tras su aparición en la portada de la revista “Marie Claire”, donde se le acusó de promover un cuerpo “poco sano”. En su mensaje, en respuesta a estos comentarios, la comediante señaló que no busca romantizar la obesidad pero sí mostrar la diversidad de cuerpos

Estamos buscando representación, porque somos dignos de ser vistos y de ser representados y de ser amados, valiosos, reconocidos. Mi salud es algo que creo yo, que solo me impacta a mí, a mis médicos y a mis familiares. Si usted está preocupado por mi salud, le agradecería que cuestionara dos veces antes de hacer un comentario agresivo porque mi salud mental también es importante. No está bien hablar de un cuerpo ajeno y ni con el tema de la salud

Magdalena Piñeyro Bruschi, filosofa uruguaya y cofundadora de “Stop gordofobia”; una plataforma contra este tipo de violencia estética, señala que la gordofobia es una discriminación estructural porque se presenta en los centros educativos, en el empleo, en la calle, en la familia y hasta en los centros médicos.

En otras palabras hay cuatro dimensiones en las que se puede experimentar la gordofobia, así lo explicó la psicóloga y activista Ana Paula Molina durante su participación en el podcast “Se regalan dudas” y son:

la intrapersonal, que es la que hacemos hacia adentro, que eso las personas gordas y delgadas la experimentan, que es creer que si no bajamos de peso no somos suficientes. Después está la interpersonal, que es la que aplicamos a otros, hace chistes de gordos decir me veo gordísima también que es más gorda, como todas esas cosas. Después la institucional, que es los médicos que no atienden bien, no caben en una silla y que no haya otras opciones para sentarte. Y después está la ideológica, que es la creencia de que las personas gordas son flojas, descuidadas. Dependiendo que tan gorda seas, pues es el nivel de discriminación que vas a sentir

En este sentido, el especialista en género Olea Herrera señala que se debe dejar de lado la necesidad de sancionar y castigar a los cuerpos interpretados como fallidos, señalando que éstos evidencian irresponsabilidad, inmoralidad, enfermedad, descuido y pereza.

Existe la idea de que la gente engorda por su propia flojera. En su experiencia, Karla considera que las personas creen que se puede bajar de peso por voluntad propia, aunque, dice, la mayoría de los que se encuentran con peso elevado lo han intentado durante años, sin éxito. 

Eso lleva a poner muchas veces en riesgo la salud, poder tener un control en mi comida, un control en mi peso y un control mental también, entonces logré bajar de peso, pero te das cuenta que nunca vas a estar contenta con el peso que tienes, porque si bien baje varios kilos y me sentía bien, te ves al espejo y dices, híjole, no, no estamos bien, tenemos que seguir bajando y se te vuelve una obsesión porque cuando ya viste que lograste dar un pasito y que la gente te felicitó porque te ves delgado, quiere seguir. Y no está padre porque estos comentarios que se hacen al aire de, oye, bajaste de peso, te ves muy bien. No saben el problema que uno trae cargando. Y que te digan, felicidades porque eres delgada, no está padre

Al respecto, la psicóloga de la Universidad Autónoma del Estado de México, Reyes Guadarrama, señala que las personas con tallas grandes son víctimas de prejuicios que se generan a la ligera, por ejemplo su falta de voluntad para cuidarse.

Desde aquí empezamos a definir que somos seres psicosociales y entender que tenemos esta parte cultural, social, psicológica, genética, y es decir, no toda persona que tenga un sobrepeso, bueno que tenga un peso más elevado que otro, que no sea flaca, más bien, tiene que tener como algo más, porque empezamos a estigmatizar, a inferir o suponer el peso de los demás. Se está comiendo las emociones, tiene muchos traumas, no se cuida, ya ha de tener diabetes, entonces es entender que no todas las personas que no están flacas o que no tengan una figura ideal van a estar mal también físicamente.

Derivado del planteamiento de que el sobrepeso o gordura es sinónimo de mala salud, algunos médicos recomiendan bajar de peso a través de dieta o algún tipo de cirugía, como la banda gástrica. En este sentido, la psicóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México, Diana Berenice Paz reitera que ninguna enfermedad tiene un sólo factor que la origina.

Si existe la gordofobia médica y es este estigma que se tiene por parte de los médicos hacia las personas gordas en donde cualquier diagnóstico o la principal solución para resolver su enfermedad es bajar de peso. Es que le estamos dando demasiado peso al peso, los determinantes del peso son de ambiente físico, comportamiento individual, situación sociales, genética y biología, cuidado médico, salud mental. Ninguna enfermedad es unifactorial.

La especialista en Nutrición y ciencia de los alimentos por la Universidad Iberoamericana, Raquel Lobatón señala que las dietas no permiten la pérdida de peso permanente y tienen impactos en la salud metabólica por los ciclos de incremento y baja de peso constantes.

Es una desesperación porque te traten de la misma forma que tratan a las personas delgadas. La cultura de las dietas es un sistema fallido que vende, que te vende un producto fallido porque está demostrado que el 95% de las personas que pierde peso con cualquier tipo de intervención o dieta lo recupera en un periodo de entre dos y cinco años y dos terceras partes suben más de lo que habían bajado. Cualquier personas en cualquier tamaño de cuerpo puede mejorar su salud aunque no baje de peso

En respuesta a la gordofobia surgieron diversos movimientos como el “body positive” que busca visibilizar la realidad de los cuerpos de las personas. Comenzó en 1967, con una campaña contra la discriminación de  la gente con obesidad y la lucha por sus derechos. Promueve la aceptación de nuestro aspecto físico, con el lema de “Mi cuerpo, mis reglas”. 

El objetivo principal es luchar contra los estándares de belleza dañinos que se han impuesto por la sociedad durante años, liberar a las personas de los complejos a los que están atados y comenzar a hablar sin miedo de ello.

Ante el crecimiento que tiene este movimiento han surgido también sus detractores que señalan que las activistas anti gordofobia y body positive promueven la obesidad. Sin embargo, al participar en el podcastSe regalan dudas” la especialista creadora del concepto de nutrición incluyente y feminista,  Raquel Lobatón, señaló que no buscan ocultar este problema sino que se reconozca que la obesidad es mucho más compleja que solo un tema de peso o físico.

Tampoco vamos a negar que hay una relación, es decir, hay mayor prevalencia de ciertas enfermedades en cuerpos gordos. Sí hay mayor prevalencia, primero que nada, eso no quiere que todas las personas gordas la vayan a tener. Pero a parte algo bien importante en ciencia es que la asociación no es causalidad. ¿Qué quiere decir? Si bien hay una asociación en cuerpos grandes e incidencia en enfermedades, las personas no sólo comparten como característica tener una mayor masa corporal o mayor peso, comparten una característica común la mayoría ha pasado subida a dieta, sabemos que las dietas provocan estos pico de subida y bajada de  peso que generan estados inflamatorios en el cuerpo y que condicionan mayor enfermedad

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, la obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal, condición que implica riesgos para la salud, explica la nutrióloga del ISSEMyM, Nadia Leticia González Arzate

La obesidad es el incremento de masa grasa en el organismo, no es sinónimo de una enfermedad sino que empieza con un incremento paulatino del peso, obviamente, ganando más masa grasa y conlleva a otro tipo de enfermedades. La OMS clasifica como obesidad al índice de masa corporal excesivo de 30, estamos hablando para hombres y mujeres.

Tradicionalmente, la obesidad se ha definido a partir de un parámetro universal: el Índice de Masa Corporal (IMC). El concepto fue desarrollado en la década de 1820 por el estadístico belga Adolphe Queletet para analizar datos de la población europea de manera general.

El Índice de Masa Corporal toma el peso en kilogramos y lo divide por la altura al cuadrado , lo que arroja son cuatro categorías principales: bajo peso, peso normal, sobrepeso u obesidad. 

Un trabajo periodístico desarrollado por el New York Times destaca que se trata de una herramienta que puede ser útil para la investigación epidemiológica, pero no para analizar a cada individuo pues la medida no distingue entre músculo y grasa. Por ejemplo, el IMC no puede determinar si el peso de una persona proviene de su grasa, músculos o huesos, esto podría explicar cómo atletas musculosos tienen un índice de masa corporal elevado pese a tener poca grasa corporal. 

Fatima Cody Stanford, especialista en Obesidad de la facultad de medicina en Harvard y quien ha realizado varios estudios sobre el Índice Masa Corporal, señala, en una entrevista para la Deutsche Welle, que el porcentaje de grasa corporal proporcionará una mejor evaluación de la salud porque el riesgo de enfermedad está más vinculado a la grasa que con el peso, es decir, el tejido muscular pesa más que la grasa del cuerpo. 

El índice corporal de masa no nos dice nada de la salud de un individuo, simplemente nos dice si está dentro de esos parámetros tan rígidos pero en realidad el IMC no tiene una base científica. Nuestra salud metabólica depende de donde se acumula la grasa si se localiza en el abdomen ocasiona problemas de salud, incrementa el riesgo de diabetes tipo dos, enfermedades cardiovasculares, infarto de miocardio, hígado graso, etc.

En conclusión, exponer que la gordura es multifactorial no determina su categorización como enfermedad, ni la gordura ni los métodos utilizados para medirla nos arrojan información sobre la totalidad de la salud de las personas, señala la psicóloga universitaria Verónica Reyes.

Tiene que ser de una manera personalizada, ya sea con un nutriólogo con un apoyo psicológico, o ver si me siento mal con mi propio cuerpo, ver que está pasando, a lo mejor es parte genética, a lo mejor hay algo médico e incluso también puede haber  algo emocional, nuestras emociones mal manejadas, entonces es un trabajo personalizado, y a la mejor no hay nada malo es simplemente llegar a esta aceptación de mi propio cuerpo

Las activistas y psicólogas, coinciden que sería beneficioso incorporar a nuestra vida el concepto de salud integral y prestar atención no sólo al aspecto físico de nuestro cuerpo, sino también al mental. De esta forma, todos, incluidos los individuos con talla grande, estarían en mejores condiciones de aceptarse como son, señala la nutrióloga Lobatón.

El mundo necesita más profesionales de salud desde este enfoque y atrevámonos a salir, a salir de ese paradigma y a ver, aunque sea ver la evidencia que hay del otro lado y desde ahí tomar otras decisiones porque creo que como profesionales de la salud tenemos esa responsabilidad.

El sociólogo Bastián Olea señala que el activismo intenta cuestionar las ideas de lo que socialmente se le conoce como “normal” e incluso “deseable” a través de la visibilización de los cuerpos gordos, como contraposición a la invisibilización mediática que han sufrido, y que es un factor importante en su rechazo social. 

El objetivo es naturalizar que no hay nada de malo en la diferencia corporal, que existen cuerpos de todas formas y colores, y que el peso corporal no debe condicionar la dignidad del ser humano.

Karla opina que burlarse de las personas gordas no ayuda de ninguna manera a combatir el sobrepeso

Aprender a reconciliarse y a no ver que la comida es tu enemiga.Entonces creo que sí es muy importante hacer conciencia sobre este tema de la gordofobia que no es un tema de moda, que es algo que por generaciones a más de una nos ha lastimado y que no es nada más un tema femenino, sino que también estoy segura que hombres y mujeres hemos sufrido este tema y que sería muy importante que entendamos que socialmente no tenemos derecho y no tenemos la autoridad para opinar sobre los cuerpos ajenos.

Por su parte, la filósofa y activista Magdalena Piñeyro en su plataforma ‘Stop gordofobia» realizó una guía donde señala diversas acciones que todos podemos aplicar para combatir la gordofobia:

Dejar de alimentar la cultura de la dieta, utilizar la palabra gordo o gorda como adjetivo descriptivo, quitarle las connotaciones negativas; hablar de salud en un sentido integral, apostar por el deporte inclusivo, visibilizar la diversidad corporal, dejar de comentar los cuerpos ajenos, señalar las burlas y trabajar por la inclusión social y laboral de las personas gordas.

Ni gordofóbicas, ni promotoras de cuerpos obesos, destacan las activistas y especialistas que hemos citado. Señalan que la idea es promover que no existe un peso ideal, sino más bien un peso en el que las personas se encuentren bien consigo mismas  y que les permita albergar una esperanza de vida máxima, esto de la mano de un especialista que a lo largo de su vida les ayude a decidir en qué peso desean estar, sin poner en riesgo su salud, Y lo más importante a amar nuestros cuerpos y cuidarlos.

EL GRITO QUE ENSOMBRECE AL FÚTBOL MEXICANO

Oscar Villa.

SURGIMIENTO DEL GRITO HOMOFÓBICO

En el año 2003, un grito comenzó a inundar las gradas de los estadios de fútbol profesional del país, durante los despejes de los porteros visitantes.  Al unísono hombres y mujeres, mientras agitaban las manos, lanzaban un clamor lejano a la pelota y al terreno de juego y que lacera a integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+  ya que esa palabra, que aún se escucha en algunos resquicios de los estadios, es la última que se le pronuncia a algunas personas antes de ser asesinadas. 

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LA PARADOJA DE LA MIGRACIÓN EN MÉXICO: XENOFOBIA Y DISCRIMINACIÓN

Daniela Sandoval.

En 2018 una familia de venezolanos, residentes en el Estado de México, nos abrió las puertas de su casa para documentar parte de su estancia en el país. Sin embargo, no estuvieron exentos de recibir muestras de rechazo al igual que miles de migrantes que llegan a México.

¿Por qué se piensa que los mexicanos no somos xenófobos? Tal vez por la paradoja que representaría al haber miles de mexicanos discriminados en Estados Unidos. Pero la realidad es otra. Seguir leyendo LA PARADOJA DE LA MIGRACIÓN EN MÉXICO: XENOFOBIA Y DISCRIMINACIÓN

PATEANDO FRONTERAS: DOCUMENTAL ESTUDIANTIL SOBRE MIGRACIÓN EN TOLUCA

Estudiantes UAEM

En los últimos años el Valle de Toluca se ha convertido en el paso de migrantes provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala, quienes huyen de la violencia, delincuencia, pandillas y hambre de sus países de origen.

El principal problema al que se enfrentan es a la discriminación debido a los prejuicios en torno a ellos. Seguir leyendo PATEANDO FRONTERAS: DOCUMENTAL ESTUDIANTIL SOBRE MIGRACIÓN EN TOLUCA