Ginarely Valencia.
Surgió como una utopía: hacer arte sobre las rocas de una montaña. Además de acercar las expresiones artísticas a la población, el objetivo fue dar la color y vida a la naciente Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma del Estado de México.
El protagonista fue el artista plástico Leopoldo Flores, quién en la década de los 70 emprendió una lucha que culminó con la aprobación del Consejo Universitario el 30 de abril de 1974 para realizar el monumental proyecto sobre el graderío del estadio y el Cerro de Coatepec.
«Lo que yo pretendía era utilizar la naturaleza incorporándola a las artes, y lo logramos. Desde que lo solicité siempre fue negada la petición, pero ahora fue retomada universalmente y es una corriente que toma vitalidad enorme en Estados Unidos».
“Pintar una montaña no es obra del azar, no es aventurismo estético, es una evolución lógica del Arte Monumental”. Este mensaje se plasmó en una barda del Estadio Universitario, mientras jóvenes realizaban pinceladas sobre la gradas.
La revolución ideológica de los jóvenes toluqueños, impulsada por Leopoldo Flores, se materializó en “Aratmósfera”.
«Invitaba yo a la ciudad de Toluca que me viniera a apoyar, que trajeran su brocha y su bote, los compañeros tablajeros, los taxistas, etc, los sindicatos me ayudaron para tener el material, y aquí estamos después de 50 años».
Juegos y aventuras infantiles en la cima del cerro de Coatepec están en la memoria de Leopoldo Flores. Ahí, surgió un afecto con este espacio y luego el interés por integrar la naturaleza a su expresión artística.
Aratmósfera en el estadio, El Hombre Universal en el Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la UAEM y el propio Museo Universitario que lleva su nombre, son los principales elementos que han dado color al Cerro de Coatepec.
Su creación artística siempre ha ido de la mano de la UAEM.
Si te interesa, descarga la nota completa aquí: https://soundcloud.com/criterionoticias/leopoldo-cu
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