Profesionalización de los Artesanos: Preservar, Conservar y Valorar

Greta Díaz GV.

Carmen Soteno se sienta en una silla de madera y mimbre mientras toma el sol a un lado de las piezas artesanales que elaboran sus hijos y nietos. Las mira y reflexiona sobre lo distintas que son a aquellas figuras de barro que vendían sus abuelos en el mercado 16 de septiembre en Toluca, mismas con las que ella convencía a los compradores en 1945.

 Dijo, yo soy Diego Rivera, por eso supimos, porque nos platicó

Con las manos temblando por el frío, Doña Carmen cuenta cómo a los 12 años conoció al muralista mexicano Diego Rivera y a la artista Frida Kahlo, quienes compartieron técnicas de pintado con ella y con su familia durante cada visita que realizaron a la capital mexiquense.

Les dijo a la familia Soteno que le pusieran algo para que no se despintaran, propuso poner una goma para que se adhiera la pintura

Así narra el acontecimiento Benito Rivera Soteno, uno de los seis hijos de doña Carmen. Los conocimientos adquiridos por medio de los artistas mexicanos a mediados del siglo XX, sentaron las raíces del oficio familiar. Rivera y Kahlo no sólo ayudaron a mejorar la técnica del pintado de sus piezas, sino que hicieron que los Rivera Soteno apreciaran más su actividad.

LAS RAÍCES DE LA TRADICIÓN

Por las venas de Doña Carmen y su familia corre sangre artesana. Desde épocas revolucionarias, el legado de los Rivera Soteno se extiende como las ramas del árbol de la vida, figura que hoy representa al Pueblo Mágico de Metepec.

Ahorita a los pequeños estamos enseñándoles jugando, no a que se les enseñe, sino que jugando, porque así me enseñé para poder aprender el oficio

Benito Soteno es quien, por el momento, cuida a Doña Carmen, pero también cuida aquel tronco del árbol de la vida en el que crece el orgullo de ser alfareros. A a pesar de no tener hijos, él se asegura de que la tradición de la artesanía no se pierda con las nuevas generaciones.

A mí no me importa que desperdicie el material, al contrario, toma la pintura y se pone a darle las brochadas a la pieza. Es una forma de cómo aprenderlo

Benito es uno de los 423 artesanos registrados en Metepec hasta 2018. Diario, antes de entrar a su taller, lleva a cabo un ritual: Mira a los cuatro puntos cardinales mientras agradece cada elemento que conforma la materia prima de su trabajo: tierra, agua, fuego y aire.

Una vez dentro del taller, las manos de Benito Rivera Soteno mueven el barro húmedo a través de la mesa. Después, el artesano, sentado frente a una pared llena de fotografías de su infancia, coloca con mucho cuidado el barro sobre uno de los moldes que usaba su padre en los setenta y que hasta ahora vuelven a ver la luz del día. Se trata de una virgen que ya tiene grietas por los más de 40 años de antigüedad.

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LA RAMA DE LA PROFESIONALIZACIÓN

Las ramas del árbol de la vida de los Soteno llevan la tradición a cada hoja y cada detalle. En ese árbol converge una nueva rama: la profesionalización. Tomás Rivera Soteno, hermano de Benito, fue el primero en crecer en esta dirección. Estudió Artes Plásticas en la Universidad Autónoma del Estado de México y ahora es catedrático en la Facultad de Artes. Romper las reglas de la artesanía, no fue fácil.

Hay conflicto por romper esos esquemas, como siempre se ha hecho de la misma manera y puede presentarse de forma diferente, hay conflicto, pero uno es persistente, lo hace, se ven los resultados y cambia. Y dicen, sí es algo que nos está beneficiando y que sí es diferente

Lo que empezó con figuras simples y alcancías de barro ha evolucionado a través de las generaciones y de los aprendizajes hasta conformar un árbol de la vida lleno de lunas y soles, vírgenes y arcángeles, animales y flores. La dualidad está presente en este árbol: el conocimiento formal frente al tradicional. Pero es justamente esa dualidad lo que le da vida y hace que la alfarería de los Soteno sea distinta.

No diría que el trabajo es mejor, sino diferente. No se pierde porque tenemos la influencia de esos trabajos tradicionales. Y qué mejor que nosotros podamos emerger con esa influencia proponiendo diseño diferente basado en antecedentes

Mientras Benito conserva intacto el legado que dejaron sus ancestros, Tomás realiza piezas a gran escala. El entramado de la artesanía y la profesionalización del oficio ha dado resultados en las nuevas generaciones.

CUANDO LA TRADICIÓN Y LA PROFESIONALIZACIÓN CONVERGEN

Soy Carmen Rivera Soteno, actualmente estudio la licenciatura en artes plásticas pero mi profesión es artesanal. Soy la quinta generación de artesanos. Me apasiona y amo lo que hago, lo que soy las raíces que ellos implementaron en mí como artesanos

Carmen porta con orgullo el nombre y profesión de su abuela. A pesar de seguir los pasos de Tomás en la profesionalización del oficio, normalmente trabaja a lado de Benito, su mayor influenciaTío y sobrina trabajan en el mismo taller, con el mismo barro. Él con moldes y ella con las manos. Él basándose en una realidad visual y ella confiando en su imaginación, aunque siempre admirando la creatividad de Benito.

Carmen y Tomás afirman que, aunque los artistas y artesanos obtienen resultados diferentes, lo principal es mantener aquel árbol de la vida de pie, mantener la tradición. Lo aprendido en casa, no se olvida en las aulas.

La tradición se debe conservar pero debe tener posibilidad de ser flexible y que pueda modificarse, respetando muchos de sus principios

Puedo decir que son un ejemplo a seguir, pero ya después permanecer con ello pero sí buscar otra forma de tenerlo y digamos, llevarlo a otro nivel, y no nada más con las formas tradicionales

El pueblo de Metepec está rodeado de barro. Si no es como polvo que llena las calles asfaltadas, es en sus paredes en forma de soles y lunas; pero ese barro no llama a las nuevas generaciones, pues el 60 por ciento de los artesanos en el municipio son adultos mayores. Pero en los Rivera Soteno, Carmen se asegura que las raíces continúen cimentándose.

TRADICIONES EN MOVIMIENTO

María Mendoza Miranda, investigadora de la Facultad de Antropología de la UAEM está de acuerdo con que mientras las familias sigan produciendo, las tradiciones perduran.

Se tiene idea de tradición como algo que no cambia, que no se mueve y que está anquilosado. La tradición persiste porque tiene un significado para la cultura o los usuarios o la identidad. Sí hay una tradición, volviendo a lo moderno ves una pieza moderna artística, de esa familia, está ahí la tradición. Porque es de barro, se hizo con las manos, se coció en horno

El pueblo típico de Metepec –cuna de las artesanías en barro– no escapa de la globalización. La académica afirma que, en pleno siglo XXI China se ha apoderado del mercado. Esto y la producción en masa contribuyen a que cada vez sea más difícil que los artesanos vivan únicamente de sus creaciones. Sobre todo cuando la sociedad no aprecia su trabajo pero sí exige calidad.

Tener colecciones, tener registro es valorar la artesanía. Requiere de trabajo integral, por un lado está el resguardo el rescate, pero no puedes exigirle al artesano que siga lo mismo, porque no se vende

De acuerdo con el Fondo Nacional para el Fomento a las Artesanías, este sector aporta el 4 por ciento del Producto Interno Bruto del país. La especialista recalca que mantenerse de esta actividad no puede basarse únicamente en la entrega de programas sociales, ya que muchas veces sólo reconocen a un grupo selecto, es por ello que es necesario educar a la población para que valoren el trabajo hecho por las manos mexicanas.

Las galerías locales surgen como estrategia para que las artesanías sean más valoradas. En el municipio de Metepec existen 12, una de ellas, las de los Rivera Soteno. Tomás destaca en este espacio los clientes conocen el proceso de elaboración y hasta se evita el regateo.

No lo mostramos como taller familiar sino como taller galería, lo que implica dar apertura al conocimiento tradicional pero que se vea complementado con otras personas.
Tenemos ese objetivo: preservar, conservar y valorar. Cuando llega alguien al taller les explicamos el proceso y considero que se van convencidos, evitamos justamente el regateo

La profesionalización les permitió, además, intercambiar saberes con otras disciplinas como el diseño gráfico, la arquitectura o las finanzas. La estética y técnicas también han cambiado. A pesar de todo esto, cada pieza tiene el sello de los Rivera Soteno. Sin importar si realizan murales, vírgenes o carruseles modernos, es muy claro que la influencia de la tradición perdura.

Los especialistas afirman que las artesanías no son estáticas, son resultado del contexto, por lo deben evolucionar, pero sin perder su esencia. Destacan que este nuevo rostro en la elaboración de sus piezas equivale a ampliar su exposición y evitar su extinción. Para Carmen, cada pieza realizada inmortaliza al artesano.

Tomás y Benito están convencidos de que la alfarería implica identidad para próximas generaciones, Carmen es prueba de ello.

El perder un oficio como este es perder identidad, es algo que yo no quiero dejar y que tal vez la carrera sirva como soporte para seguir llevando esto a cabo y poder trascenderlo

El trabajo de la familia Rivera Soteno, al igual que el árbol de la vida, se ha transformado a través del tiempo. Ha evolucionado y ahora en sus ramas convergen la tradición y la profesionalización. Han logrado el objetivo: preservar, conservar y valorar.

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