Alberto «Chivo» Córdoba: Padre deportivo de los Potros Salvajes

Oscar Villa

El 20 de diciembre de 1947 es una fecha importante para el fútbol americano de nuestro país, con apenas unos días de conformada, una selección mexicana comandada por el coach Roberto “Tapatío” Méndez se enfrentó a los “Ramblers” de la Base Aérea de Randolph Field de los Estados Unidos en el Tazón de Plata, en el Estadio de la Ciudad de los Deportes de la capital mexicana, en el primer enfrentamiento entre equipos de ambos países.

La victoria fue inobjetable, los seleccionados aztecas vencieron 24-19 con una participación destacada de un jugador que había conseguido dos anotaciones y que tenía el número 45, al que apodaban ‘Chivo’, por su capacidad para brincar con gran facilidad a los rivales, su nombre: Alberto Córdoba Ladrón de Guevara.

El “Chivo” Córdoba nació el primero de junio de 1923 en Xalapa, Veracruz. Fue uno de los 18 hijos del matrimonio de Arturo Córdoba Gómez de oficio zapatero e Isabel Ladrón de Guevara. A muy temprana edad y con el objetivo de estudiar una carrera universitaria, Alberto dejó Veracruz para viajar a la Ciudad de México. Soñaba culminar una carrera en medicina pero optó por la de Leyes y la práctica del fútbol americano.

Con 16 años empezó a jugar en el equipo de Ferrocarriles de la Ciudad de México, su talento para desempeñarse como corredor o safety lo catapultaron para vestir el jersey de una de las escuadras emblemáticas de la Liga Mayor antes llamada de Primera Fuerza, los Pumas de la UNAM. Equipo con el que marcó época en nuestro país, al consagrarse campeón anotador durante tres años consecutivos, explica el ex presidente de la Fraternidad de Potros Salvajes, Pablo Andrade Delgado.

Es muy reconocido en el ámbito del fútbol americano nacional, sobre todo en la Ciudad de México, se consolida como jugador en los Pumas de la UNAM. Él fue un gran jugador, de grandes cualidades, lo que le hizo ser merecedor de defender los colores de la selección nacional y se tienen gratos recuerdos de su participación en enfrentamientos ante equipos de los Estados Unidos, en donde realiza anotaciones increíbles que hacen que se le recuerde por muchos años. Es un ícono del crecimiento del fútbol americano de dicha institución

En sus cinco años como jugador de los Pumas de la UNAM, el Chivo Córdoba conquistó dos campeonatos en las temporadas 1946 y 1947. De acuerdo a su hijo, Víctor Alberto Córdoba Escorcia, fue reconocido por varios compañeros como uno de los mejores jugadores del fútbol americano que ha dado el país.

Pues no lo vi jugar más que una vez, pero es el mejor jugador de fútbol americano en México, en primer lugar su forma de jugar, él acostumbraba a brincar a los jugadores defensivos , por eso fue el mote de ‘Chivo’ y parte jugó en la defensiva, aunque no destacó tanto como cuando fue halfback. En cuatro años sobresalió como jugador, entrenó al equipo de Leyes y en otro equipo de Comercio. Pensábamos que era muy buen jugador por la cantidad de amigos, conocidos y trofeos que ganó él. Y con Potros, es más hasta un tazón azteca de plata tenemos

Tras concluir su carrera como jugador, se enroló en el staff de coacheo de Roberto Méndez. Tuvo a su cargo a equipos como el representativo de Comercio o de Leyes de la UNAM, sin embargo, en 1959 fue contactado por las autoridades mexiquenses para comandar a un equipo naciente de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), que en un principio era llamado por los medios de comunicación como “Las Abejas de la UAEM”, según el ex jugador verde y oro,Pablo Andrade Delgado.

Se incorpora al equipo de Potros Salvajes con invitación expresa del Doctor Gustavo Baz Prada, con una tarjeta que le entrega el propio Oscar Guadarrama al ‘Chivo’ Córdoba para que se viniera a coachear y a partir de ahí empiezan a entrenar y en 1961 no había otros equipos, sino que empieza a formar al equipo de intermedia, ahí el tema es que llega y se crea al equipo de la UAEM en 1961 e inicia y se registra en una Liga y empiezan los juegos oficiales

Para el cronista de la UAEM, Inocente Peñaloza García, una de las primeras tareas que realizó el coach Alberto Córdoba, fue modificar los entrenamientos al implementar ejercicios duros que hacían que sus jugadores ganarán cada yarda disponible y que nunca cedieran terreno ante los embates del rival: “pegando como patada de mula”.

Se debe a que habían logrado adquirir una buena condición física y aunque no eran jugadores de una talla muy desarrollada, sino normal, eran fuertes y en sus estrategias de defensa y ataque, llegaron a jugar con tanto brío, entusiasmo y coraje que alguien hizo ese comentario de que jugaban ‘como patada de mula’, porque eran un equipo ganador

Para la temporada 1961 el equipo mejoró y logró su primera victoria al blanquear 12 a cero al equipo de Educación, además vencieron al poderoso combinado del Colegio Militar de Puebla y al final de la temporada se consagraron campeones de la Categoría Intermedia.

Más allá de los trabajos en el emparrillado, el ‘Chivo’ Córdoba se convirtió en un amigo para cada uno de sus jugadores, les exigía que fueran respetuosos en la cancha, incluso, ayudó en lo económico a varios de los integrantes de los Potros Salvajes, así lo señala Pablo Andrade Delgado, ex jugador del combinado auriverde, campeón de la categoría intermedia en 1972.

Él tenía una posición de ser head coach y además tenía la cualidad de ser tu amigo fuera del entrenamiento, él se preocupaba por cada uno de nosotros y nos cuestionaba sobre cómo estás y nos hacía darle a conocer nuestra vida. Se compenetraba con jóvenes de escasos recursos y les ayudaba económicamente, en ocasiones acudía con los padres de familia para entrevistarse con ellos y Don Alberto tenía esa peculiaridad de conocer a sus jugadores, ayudarlos psicológicamente, era un señorón fuera y dentro del campo

En su vida familiar las cosas no distaban mucho, ya que como padre de dos hijos, Alberto y Leticia, el ‘ChivoCórdoba mantuvo su forma de ser, mostrándose exigente y comprometido con su desarrollo.

Como papá era un padre muy exigente, pero a la vez muy cumplido, responsable, como jefe de familia nunca pudimos quejarnos de nada

Tras la obtención del primer campeonato con los Potros Salvajes, el equipo continuó con el desarrollo de nuevos jugadores, surgiendo figuras como Leonardo Lino, el primer jugador egresado de los Potros Salvajes que jugó en categoría mayor con los Pumas de la UNAM.

El ‘ChivoCórdoba regresó a los Potros Salvajes para la temporada de 1972 gracias a la conformación del Primer Patronato del equipo y se enfrentó a escuadras como la de Leyes de la UNAM o Tecos de Guadalajara, que tenían como entrenadores a Manuel Neri y Roberto Méndez, grandes glorias del deporte de las tacleadas en México, así lo relata Pablo Andrade, integrante de ese equipo campeón de la UAEM.

Fue una temporada excelente porque se le pegó a equipos como Leyes a quien Don Alberto dirigió en su momento, y que venía con el coach Neri, el mejor head coach que ha tenido Pumas. Se le ganó a Ciencias Químicas que había sido campeón recientemente, nos fue bien, se jugaron si no mal recuerdo cinco partidos y se ganaron cuatro, ya después se pasó a la siguiente ronda y ganamos, incluso jugamos ante Tecos de Guadalajara, allá estaba el Tapatío Méndez y ese equipo traía gringos al por mayor y ahí se dejó demostrado que Potros Salvajes no se hacía chico con cualquier rival. Esos coaches decían que esos Potros Salvajes que traía el ‘Chivo’ pegan como patada de mula

Para los siguientes años, el equipo de la Universidad Autónoma del Estado de México continuó con el desarrollo de jugadores y nuevas categorías, sin embargo, quedaron al margen del campeonato.

El 8 de febrero de 1978 falleció el coach Alberto Córdoba debido a un paro cardíaco, dejando un hueco importante en la institución auriverde, en el mundo del fútbol americano y en sus jugadores enseñanzas importantes como respetar a los rivales, a su familia, y que llevó a sus pupilos a trascender en el mundo del deporte y en la vida misma, pero sobre todo, sentó las bases en la estructura de una escuadra competitiva en el fútbol americano del país.

El equipo ya estaba afinado y hacían un conjunto eficiente, los jugadores se conocían y también las ideas de su coach, quien hacia estrategias que era favorables

Tal fue el reconocimiento que tuvo entre la comunidad auriverde, que al año siguiente de su muerte, la Fraternidad de los Potros Salvajes propusieron a las autoridades de la UAEM nombrar como Alberto ‘Chivo’ Córdoba al estadio de la Ciudad Universitaria.

Por eso cuando él murió, fue unánime la propuesta de que le pusieran su nombre al estadio porque querían que existiera un recuerdo permanente y vigente de su entrenador, ya que tuvo una gran autoridad moral sobre sus jugadores y entre el público es una figura estimada, seguida y popular

El coach Alberto ‘Chivo’ Córdoba dejó una gran escuela en los Potros Salvajes, que hoy en día sigue vigente en las nuevas generaciones, al entrenar con esmero y dedicación para defender los colores verde y oro de la UAEM, además enseñó a todos a reconocer a sus compañeros como hermanos en el terreno de juego y también fuera de él.

En un entrenamiento con piedritas en la cancha, salgo a jugar y caigo en el piso, me regreso para seguir con el trabajo y cuando troto de regreso y cierro la mano, me doy cuenta que uno de los dedos de esa mano se me cruzó por completo, me espante y llegué donde estaba el coach y me dijo ‘no seas marica, no pasa nada’, en ese momento me dijo ‘voltéate’, lo jala y lo coloca en su lugar. Luego le pidió a su asistente que llevará cinta adhesiva y ahí quedó, pero uno espantado. Ese fue un buen recuerdo de él, ya que sabía principios de medicina deportiva, porque se lo inculcaron en los Pumas de la UNAM, entrenador, psicólogo, médico y además un gran amigo

La trascendencia de Alberto Córdoba Ladrón de Guevara se consolidó el sábado 2 de agosto de 2003, previo a la ceremonia de inducción de la clase 2003 al Salón de la Fama de la NFL en Canton Ohio, al incluir su nombre en una placa con los mejores 19 jugadores en la historia del fútbol americano de México.

Tras un año de votaciones vía Internet y una deliberación de un grupo de expertos de nuestro país, se eligió al ’Chivo’ Córdoba para formar parte de la representación mexicana en el mítico recinto del fútbol americano profesional de los Estados Unidos, además forma parte del salón de la Fama del Fútbol Americano en México de los años 1945 y 1949. Además es considerado por ex jugadores como Pablo Andrade, como el padre deportivo los Potros Salvajes de la UAEM.

De la UAEM todos han sido parte del equipo, pero él debe ser considerado el Padre de los inicios del fútbol americano en Toluca en los Potros, después vino Leonardo Lino y se va a Pumas y regresa como coach, pero las características como coach de Don Alberto son únicas, difícilmente los vamos a volver a encontrar, el Padre de los Potros Salvajes como entrenador

ALBERTO CÓRDOBA LADRÓN DE GUEVARA

Familiares entrevistados en esta investigación periodística facilitaron documentos oficiales que acreditan que el nombre completo de quien es considerado el Padre de los Potros Salvajes de la UAEM es Alberto Córdoba Ladrón de Guevara.

Certificación como cronista deportivo de Alberto Córdoba

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